viernes, 26 de marzo de 2021

El TIMBRE

Cómo te va a poner nerviosa tocar el timbre de la micro, dijeron entre risotadas estridentes que resuenan en mis oídos. - si es sólo tocar el timbre y bajar de la micro. No tiene tanta ciencia. En efecto, para mi, no tiene nada de dificultad pararme de mi asiento, caminar por el pasillo, levantar la mano y tocar el timbre. No obstante, significa un esfuerzo mayor el levantarme de la seguridad de mi asiento y sentir como el peso del mundo me anclan al suelo mientras las miradas de personas que no me conocen y no saben lo difícil que ha sido para mi levantarme hoy de la cama, me juzguen con la mirada. Los susurros y risitas al fondo del pasillo, junto a esa mirada burlesca empujan por mis ojos las primeras lágrimas. Cuando ya soy capaz de dar los primeros pasos por ese eterno pasillo puedo sentir como mi úlcera nerviosa, no diagnosticada, hace presión en la base de mi estómago y me apuro con una caminata torpe y desbalanceada. El fuerte ruido de la bocina retumba en mis oídos y mis ojos ya nublados por las lágrimas me impiden ver con claridad la parada de bus en donde debo bajar. Mis manos se anclan al fierro sucio y pegoteado de la micro. Siento el hormigueo en mis dedos y creo ver que la sangre huye de mis yemas, avergonzada por el murmullo y las risas provenientes desde el fondo del pasillo. Finalmente me rindo a mi miedo, a la ansiedad, a la angustia y decidido no tocar el timbre, sólo espero a que algún señor decida tocarlo y bajar junto a él.

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